Siendo conocida por todos los sevillanos, se sitúa en el centro de la ciudad, comenzando en la plaza de la Campana y terminando en la plaza de San Francisco, donde a su vez se halla el Ayuntamiento. La calle, peatonal, está llena de comercios, reconocidas confiterías, cafeterías, y tabernas, por lo que siempre hay sevillanos, forasteros y extranjeros transitándola, de compras o aprovechando su tiempo de ocio. También pueden encontrarse estatuas humanas, mimos, músicos, pintores e incluso mantas de improvisados vendedores ambulantes.
En un principio y antes de convertirse en calle, la situación geográfica de Sierpes correspondía a un antiguo brazo del Guadalquivir, en cuyos márgenes se levantaron varios conventos durante los siglos XVII y XVIII, uno de ellos, el conocido como Convento de San Acacio (actualmente la sede del Círculo Labradores) sirvió como "residencia" a la Hermandad de "Jesús del Gran Poder".
Sería mas correcto el nombre de "Calle de la Sierpe", pero en sus origenes desde la reconquista por el rey San Fernando, se llamó "calle de Espaderos", por existir en ella un hospital y hermandad que construían espadas. Como calle de la Sierpe llegó a ser universalmente famosa a partir del siglo XV al constar en los relatos de obras de escritores de renombre como Cervantes (Comedia "El rufián dichoso") y otros.
Exactamente no sabemos cuando se cambió el nombre. El ilustre Luis Montoto atribuye el nombre a que en esta calle residía Don Álvaro Gil de la Sierpe. También aseguraban que había una barbería-botica siendo la sierpe un símbolo usado de desangradores. Otra posibilidad, la existencia del Mesón de la Sierpe, etc. En todo caso era como hoy lo es, una de las calles mas concurrida por sus comercios y tratantes, así como calle de paso en pleno centro de la ciudad.
Existen diversas hipótesis e incluso leyendas que tratan de explicar su nombre; desde que es debido a su serpenteante forma, hasta narraciones complejas que se antojan cuentos infantiles.
Lo cierto es que algunos historiadores consideran que proviene de la Cruz de la Cerrajería (ubicada hoy día en la Plaza de Santa Cruz, e instalada hasta 1840 en la confluencia de Sierpes con la calle Rioja), ya que en otro tiempo y según la obra “El Cicerone de Sevilla” de Alejandro Guichot, pudo ser conocida como la Cruz de las Sierpes, o serpientes. Además, el nombre podría simplemente provenir de alguna leyenda, como la que rondaba en aquellos años en la que se explica cómo una serpiente enorme que habitaba sus alcantarillas era la devoradora de muchos niños que comenzaron a desaparecer, y que aunque en un principio las culpas se dirigían a los judíos y sus prácticas sacrílegas.
Lo mismo desaparecían durante la noche en sus casas, que no volvía de sus juegos por la calle, lo que promovía todo tipos de supuestos e interpretaciones. Hasta que un día alguien alertó a don Alfonso de Cárdenas, Comendador de León, quien regentaba la ciudad por entonces.
No quiso dar su nombre hasta estar seguro de una recompensa recibida por escrito, la de su libertad, don Alfonso de Cárdenas asintió y mandó al escribano a hacer su trabajo. Fue entones cuando dio su nombre y procedencia. Era Melchor de Quintana y Argüeso, bachiller en letras por estudios de Osuna (tercera universidad de España tras Salamanca y Sevilla), reo fugitivo condenado por participar en una rebeldía contra el rey obedeciendo a su señor el duque de Arcos quien le dejó en la estacada, fue detenido y trasladado de Marchena a la cárcel de Sevilla situada entonces en la misma calle Espaderos hoy Sierpes. Una vez huido de la cárcel mediante excavación aprovechó las galerías subterráneas con las que topó por casualidad. Estas galerías o cloacas recorren el subsuelo de la ciudad y datan de época romana y musulmana, y Melchor buscando la salida de la ciudad se encontró con el ladrón de niños.
Una vez firmado el documento de libertad, solo quedaba canjearlo por el autor de las desapariciones. Melchor aseguró que le mató dos días atrás en su huida de la cárcel y condujo a don Alfonso con su grupo de hombres armados, y una vez bajo la calle Espaderos encontraron muerto al ladrón de niños con una daga clavada hasta el puño. En efecto, era el causante de las desapariciones, restos de huesos desperdigados lo confirmaban. El monstruo era una serpiente del grosor de un hombre, cuyo cadáver fue expuesto en la misma calle Espaderos. De todos los barrios venían a verla, y en los relatos tanto se mentaba la calle de la sierpe que terminó por borrar en nombre anterior.
Curiosidades:
-La Cárcel Real de Sevilla, donde llegó a ocupar una celda (como preso) Miguel de Cervantes por el año 1594, estaba ubicada al final de esta calle.
-La calle Sierpes es nombrada en diversas obras literarias, como por ejemplo en la comedia de Cervantes titulada "El rufián dichoso".
-En ella se cultivó por vez primera el tomate en Europa, en el jardín adyacente que poseía el médico Nicolás Monardes.
-Durante la Semana Santa es paso obligado de todas las cofradías sevillanas, al formar parte de la Carrera Oficial que comienza en su inicio (la plaza de la Campana) y acaba en la Catedral.
-Desde el 31 de agosto de 1991 la calle Sierpes está hermanada con una calle de Düsseldorf (Alemania), llamada Schadowstraße.
-La calle Sierpes ha llegado a ser motivo de inspiración para pintores, como es el caso del artista ucraniano Iliá Repin, que retrató la calle en un cuadro datado en 1883.
Fuentes: http://es.wikipedia.org/ - http://edlo.en.eresmas.com/
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by Sevilla Misterios y Leyendas © 2016
24 de enero de 2010
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1 comentario :
Antonio me alucinas eres un crack, espero que sigas así...............
soy isa
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