En ocasiones el ser humano anhela establecer contacto con
otras dimensiones, especialmente la relacionada con el más allá de la muerte.
La fascinación por traspasar ese umbral de lo insólito puede llevarnos a un
mayor conocimiento de esa otra realidad invisible aunque palpable... o
dirigirnos hacia un trágico final.
De todos es conocida la clásica plancha de Ouija. En pleno auge de la
corriente espiritista surgida a mediados del siglo XIX, tanto médiums expertos
como simples aficionados trataban de establecer contacto con entidades
difuntas. Uno de los canales más populares por su sencillez era la mencionada
tabla de caracteres. Más adelante se tratará de usar también como método de
contacto con seres de otros planos astrales e incluso entidades alienígenas.
De hecho no era extraño encontrarse a finales del siglo pasado en España algún que otro tablero de Ouija en las muchas jugueterías y tiendas de la época. Casi cualquier adolescente actual habrá probado “jugar a hablar con los muertos” en alguna ocasión. Sin disponer de una plancha previamente preparada, siempre se puede usar una improvisada o incluso escribir los clásicos números y letras, sí, no y adiós en el suelo o en una mesa...
Sucedió en Sevilla durante el mes de Marzo de 1994. Un grupo
de jóvenes acostumbraba a reunirse durante horas alrededor de aquel tablero
misterioso. Cualquier improvisación valía, tal era la fascinante adicción que
sentían al contactar cada día con lo desconocido. Espíritus amables, entidades
traviesas y juguetonas, almas de vidas pasadas que decían conocerles... cada
sesión era más interesante aún que la anterior. Hasta que una aciaga fecha el
vaso que usaban comenzó a deletrear un nombre: S A T A N Á S.
Tras el impacto inicial experimentado por el grupo de
jóvenes, éstos prosiguieron con sus sesiones de Ouija, cada vez más intensas y
sobrecogedoras. La entidad auto identificada como Satanás seguía poniéndose en contacto con ellos, amedrentándolos.
Durante una de esas sesiones una de las chicas decidió plantarle cara y lo
insultó, desafiándole. Fue entonces cuando el espíritu les amenazó: todos iban
a morir según él. A partir de ese momento la histeria y el pánico se abrieron
paso en la vida de estos jóvenes sevillanos.
Días después, una de las chicas amenazadas por el ente de la
Ouija (R.C.R., de 15 años de edad) y otro de los chicos que practicaron el
peligroso juego se dirigieron a una piscina vacía a las doce de la mañana. En
el cemento improvisaron una Ouija pintando los caracteres, tal era su obsesión.
R.C.R. preguntó si con su sacrificio podría salvar a sus amigos, ante lo cual
la respuesta fue NO. Aliviado por creer que su amiga no iba a hacer una locura,
el chico acompañante comenzó a alejarse de allí.
Lo que no esperaba él, es que la joven volviera a preguntar,
esta vez proponiendo su suicidio como redención para sus compañeros... la
respuesta fue positiva esta vez.
Desde una altura de unos 15 metros, pone los brazos en cruz y
se arroja a la piscina de escombros, pidiendo a Satanás que recoja su alma.
Afortunadamente la caída no fue fatal, un neumático de camión
de entre los escombros amortiguó el golpe. La chica, en estado crítico, sufrió
un politraumatismo grave. Gracias a los primeros auxilios que le practicó un
sanitario que jugaba al frontón cerca de allí y a la llamada de su amigo a los
servicios de urgencias del hospital Virgen del Rocío, ésta logró salvarse de
una muerte terrible.
Durante su estancia en dicho hospital el terror no cesó: se
produjeron cuadros de histeria colectiva durante las visitas de sus amistades.
Cambios de voz y aspecto en una de las chicas, como si de una transfiguración
se tratase, otra intenta estrellarse contra un muro, uno de los chicos intenta suicidarse
también... Por no hablar de las visitas de todo tipo que comenzó a recibir la
joven, entre ellas supuestos exorcistas y miembros de sectas oscuras.
Precisamente a raíz de todos estos hechos comenzaron a
ocurrir cosas extrañas en la piscina abandonada. El neumático providencial que
le salvó la vida a la chica desapareció. Pero lo más curioso fue lo que comenzó
a aparecer: decenas de velas rojas alrededor del perímetro, pintadas de corte
satánico, algún sacrificio animal... estaba claro que una secta satánica local
comenzó a rendir culto en el lugar de los hechos.
Este es uno de los innumerables ejemplos que nos indican que
la transcomunicación no debe ser tomada como un juego. Los medios pueden ser
tan sencillos como un tablero con caracteres y un vaso, pero sin la adecuada
preparación y temple se pueden vivir situaciones verdaderamente angustiosas. No
puede saberse con quién establecerás conexión, y si el ente está siendo
verdaderamente sincero o no. La puerta a lo desconocido es tentadora, pero
cuando la abres su interior puede ser muy peligroso...
Fuente: misterio-y
Un artículo de Emilio Gallego
SMYL©2014
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