La calle del
Ataúd ya no existe, antiguamente la calle Vida terminaba en un callejón tan
corto y estrecho que por su forma los sevillanos le llamaron del Ataúd... En el
siglo XIX desapareció cuando se realizó la ampliación de la Plaza de Doña
Elvira.
En uno de los patios del Hospital de la Santa Caridad sigue existiendo el antiguo azulejo que rotulaba la calle del Ataúd... en memoria de aquel extraño acontecimiento que Mañara vivió en la desaparecida calle...
El motivo de la presencia de tan macabro rótulo es la leyenda antes mencionada y que vamos a ver más a fondo:
La narración es típica de la época. El romanticismo está en pleno esplendor y este tipo de narraciones legendarias vive su máximo apogeo. El protagonista de esta historia recuerda enormemente al don Juan de Zorrilla, publicado pocos años antes. No es, ni más ni menos, que la historia de la conversión que sufre el personaje principal, desde su inicial inclinación hacia el goce hasta su posterior solidaridad manifestada por diversos actos de caridad.
La calle del Ataúd ya no existe en la actualidad. Iba del Postigo del Alcázar, en el trozo de muralla que está en los Jardines Murillo, hasta la Plaza de los Venerables. Desapareció en 1.833 y su rótulo se colocó en este patio del Hospital de la Caridad.
Junto al pozo hay una escalera. Un nuevo azulejo nos indica que conduce a los aposentos que ocupó Mañara hasta su muerte, a los que se trasladó “para servir a sus amos: los pobres y los enfermos del Hospital”.
Se cuenta que recorriendo las calles del Barrio de Santa Cruz acompañado de su paje Alonso Pérez de Velasco, llegaron hasta la iglesia de Santa Cruz, allí oyeron unos cánticos fúnebres como si en su interior se estuvieran realizando actos relacionados con un entierro, tras acercarse a la puerta comprobaron que no había nada... Temerosos después de aquello siguieron su camino y llegaron a la calle del Ataúd, en ese momento Mañara sintió un golpe muy fuerte que lo tiró al suelo... no había nadie... pero oyeron una voz que decía: "Traigan el ataúd que ya está muerto"...
En la calle del Ataúd vivía el judío Susón, en el siglo XIX se le cambió el nombre por el de la calle de la Muerte y la Guadaña (una única calle pues) que actualmente se llama Susona, la joven y bella hija de aquel judío cuya conspiración contra la ciudad fue abortada por ella... otra leyenda de Sevilla...
También
veremos un pequeño pozo, con dos columnas de mármol a los lados y un
inquietante azulejo sobre él: “Calle del Ataúd”.
Es tradición
popular, recogida en 1.851 por José Gutiérrez de la Vega en el "Semanario
Pintoresco Español", periódico literario fundado por Mesonero Romanos, que
don Miguel Mañara, procedente de una familia adinerada, apuesto y finamente
educado, se dedica durante una parte de su vida a gozar la vida, dando rienda
suelta a sus instintos y adentrándose en la senda de la prostitución. Un día,
al dirigirse a la calle del Ataúd, que llevaba ese nombre por una prostituta
hebrea enterrada allí, entra en un burdel con el fin de entregarse a sus
caprichos y se acuesta con una joven apodada la Gitanilla. Entre tanto, llegan
tres hombres, uno de ellos el marido de la joven, para atracar a don Miguel. Se
produce una pelea, en la que el caballero queda maltrecho. Tendido y sangrando
en la calle, tiene una visión en la que observa con todo detalle su propio
entierro.
Fuente: http://www.sevilla21.com
antoniocamel©2012
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