Para ello, ordena a un sicario que mate al noble cuando beba de una copa de oro. En la cena, presidida por el Rey y en el que están presentes numerosos nobles, Liuva parece ajeno a su destino. Theudiselo le ofrece la copa de oro al noble.
Cuando el sicario se dispone a cumplir la orden del monarca, Liuva no se lleva la copa a los labios. Le dice a su rey que volverá con un vino mejor y con él brindará por él. La ejecución se pospone unos instantes. Pero Liuva se ha marchado a la habitación en donde duerme su mujer, Brunilda.
El marido acaba con su esposa con su propia espada. Luego, llena la copa de oro con la sangre de Brunilda. Cuando vuelve al salón, el rey le pregunta a Liuva qué son esas manchas rojas en su ropa. El noble le responde que son manchas de vino. Cuando está más cerca, Theudiselo se da cuenta de que son manchas de sangre.
Pero ya es tarde, Liuva ha sacado su espada y le ha cortado la cabeza, que cae justo encima de la copa. Los labios muertos del rey probaron entonces la sangre de su amante Brunilda.
antoniocamel©2011
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