Su nombramiento como rey no atemperó su rebelde espíritu sino que viéndose dueño del poder usó éste para establecer nuevos impuestos sobre una población empobrecida por las continuas guerras, encarcelar a sus enemigos o mandarlos a las lejanas contiendas del norte contra los francos cuando se le antojaba la esposa de alguno de ellos, cosa habitual en él dada su afición al vino y las mujeres.
Llegó a tal nivel el descontento entre los aristócratas godos y a tal cantidad los ofendidos por los desmanes reales que se unieron para conspirar contra Teudiselo y hallaron la ocasión con motivo de una cena que, por obligación, los reyes daban cada año a sus nobles.
Discurre el año 549 cuando en los salones del palacio, que posiblemente estuviera situado en el corral del Rey, a la luz de las velas, se dispuso una gran mesa para el banquete con abundante vino y viandas. Teudiselo, como de costumbre, bebió en exceso ya que era ajeno a la conspiración que se había tramado.
En un momento de la cena y a la señal que habían acordado, los invitados soplaron sobre las velas que iluminaban la mesa apagando éstas y dejando la sala a oscuras. Los nobles más cercanos sujetaron al rey y los demás se fueron levantando, de uno en uno, y pasando frente al monarca clavaron sus cuchillos en el pecho real.
Fuente: http://aznalfarache.blogspot.com
antoniocamel©2011
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