Miembros de esta familia son su hermano San Leandro, su inmediato predecesor en el arzobispado de Sevilla y oponente del rey Leovigildo (llegó al arzobispado al inicio del reinado del nuevo rey, el ya católico Recaredo); su hermano San Fulgencio, que llegó a ser obispo de Cartagena y de Astigi (hoy Écija), y también su hermana santa Florentina, de la que la tradición dice que fue abadesa a cargo de cuarenta conventos. San Isidoro también es hermano de Teodora o Teodosia, reina que fue de la Hispania visigoda por su matrimonio con el rey Leovigildo. San Isidoro y sus hermanos San Leandro, San Fulgencio y Santa Florentina son tíos, por tanto, de los hijos de Leovigildo y Teodora: San Hermenegildo y Recaredo, el rey visigodo que se convirtió al cristianismo católico...
En los tiempos en los que los reinos musulmanes estaban en constantes guerras con Castilla y León, subió al trono de Sevilla Almothadi a la muerte de su padre Abul Kasim Abbas.
Almothadi era muy sagaz y sensanto en lo que a política se refiere, lo que demostró entablando negociaciones con el Rey Fernando I.
Almothadi envió al rey de León Don Fernando I, ricos regalos para consolidar las buenas relaciones entre los reinos lo que, fue del agrado de la corte que, en aquellos momentos,le , la corte de León era pobre a causa de las guerras.
Fernando I pidió al monarca sevillano, si fuera posible recuperar, para la España cristiana, las reliquias de las Santas Justa y Rufina, y llevárselas para León.
Almotahdi accedió, pero aclarando que ignoraba donde estarían las reliquias. Don Fernando le comentó que posiblemente estarían en algún subsuelo de alguna iglesia visigoda de la capital sevillana.. Entonces el Rey sevillano, Almothadi le dijo a Don Fernando que mandara a gente cristiana para que buscaran ellos mismos.
El rey mandó a Alvito, obispo de León, acompañado de caballeros y de monjes a Sevilla y estuvieron examinando iglesias y templos buscando las reliquias durante todo un año. Desalentados, cansados y desilusionados planificaron su regreso a León.
Cuenta la leyenda que en el día en el que iban a volver a León, se le apareció en sueños al obispo, un hombre vestido con una túnica blanca y una mitra en la cabeza, diciendo que el era el obispo de Sevilla, San Isidoro, y que Dios le había dado el gozo de que encontrara sus restos y los enviara a León.
Sorprendente lo siguiente que le dijo fue , que moriría en un plazo de tres días y que no podría terminar la misión. Por último la aparición le dijo donde podía encontrar su cuerpo.
A la mañana siguiente el obispo contó todo lo que le había sucedido y todos fueron al lugar que le habían dicho en sueños. Excavaron y encontraron una losa a poca profundidad y bajo ella un ataúd que, al abrirlo, vieron que contenía el cuerpo incorrupto de San Isidoro amortajado.
Mandaron hacer dos ataúdes de ricas maderas. En uno de ellos colocaron los restos de San Isidoro y en el otro el de D. Alvito, obispo de León que, como le dijo la aparición, murió a los tres días.
En la explanada interior de la puerta de la Macarena, el Rey Almotahdi despidió a los monjes y a los caballeros, y cuando pasó el ataúd de San Isidoro se arrodilló ante el, lo beso y dijo:
- Sevilla vale menos desde que tu no estas.
Una vez dicho esto, marchó hacia los Alcázares pensativo.
Lo que no se sabe es donde se halló el cuerpo de San Isidoro. Unos dicen que en Santiponce, otros que en la catedral, para otros en la Iglesia de San Vicente etc...
Sea como fuere el cuerpo de San Isidoro reposa hoy en día en la Catedral de León.
¿Sabias que San Isidoro es el patron de internet?
No es raro que sean sólo los más eruditos los que proponen a san Isidoro de Sevilla como patrón de internet. ¿Qué tiene que ver san Isidoro con internet? Si hablamos del internet de hace tan sólo 10 años nada, absolutamente nada. Pero desde que la red está llamada a convertirse en la biblioteca más rica y accesible de todos los tiempos y en el depósito más ágil y disponible de todo el saber humano; desde que se ha emprendido este camino en la red, desde que se empiezan a contar por centenares de miles los libros y demás documentos del saber humano directamente disponibles y copiables, desde ese momento san Isidoro de Sevilla se convierte en el mejor candidato a patrón de internet.
Es que no son los que ofrecen pasatiempo, diversión y comercio de cualquier género en la red los que necesitan un santo patrón, que sus propios intereses los estimulan. Son los amantes del saber, los que han descubierto la red como el mejor vehículo para poner sus tesoros al alcance de todo el mundo, los que necesitan un santo patrón que los sostenga. Porque haber asumido como complemento de su ya arduo trabajo el de trasladar a la red lo mejor de las más prestigiosas bibliotecas del mundo (en especial las universitarias) es mucho más de lo que solemos esperar de la bondad natural de la gente.
Son dos las pasiones que movilizan a este colosal ejército de positivadores y lustradores de la red: la de saber y la de transmitir sus conocimientos a escala universal. Y en eso se dan la mano con san Isidoro de Sevilla, que cuando el enorme acerbo de la cultura clásica había sido sepultado por el nuevo orden mundial que trajeron las invasiones de los bárbaros, rescató de las bibliotecas y de su propia memoria la inmensidad del saber de todos los órdenes que hasta entonces se había acumulado.
Y cuando aún no se habían inventado los diccionarios ni las enciclopedias (es importante no olvidar este dato), san Isidoro de Sevilla creó el primer buscador temático en sus 20 libros DE LOS ORÍGENES, llamado también a posteriori DE LAS ETIMOLOGÍAS. La pretensión de su obra es en efecto dar cuenta a la vez de las cosas y de las palabras con que éstas se nombran. Al explicar LOS ORÍGENES de las disciplinas (pues se dedica en especial a las instituciones humanas y a los conocimientos; y en cuanto a los saberes de realia atiende en especial a su sistematización) se basa en las palabras, de modo que al tiempo que explica el porqué de las palabras, deja a menudo explicado también el porqué de las cosas.
Es que san Isidoro de Sevilla acometió una obra ingente con esa concisión tan propia de los clásicos, que se sentían responsables de cada palabra que escribían, entre otras cosas porque los libros resultaban inmensamente caros. Escribió el primer DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO UNIVERSAL: diccionario de la lengua, es decir de las palabras, y de las cosas (la parte enciclopédica). Bajo el concepto “Ortografía”, por ejemplo, pensado para los amanuenses, recorre las principales dificultades de traslación de la palabra oída a la escritura y pone cerca de un centenar de ejemplos. Agota en cada una de las materias que aborda, la totalidad de las palabras y las cosas que forman parte de ella. La extensión y el rigor con que trabaja son realmente extraordinarios. En la obra de san Isidoro se podía encontrar TODO, como hoy en las enciclopedias.
Fuente: http://es.wikipedia.org/ - http://www.sevillanisimo.es/ - http://www.elalmanaque.com/
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