Tiene Sevilla un extraño destino que la ha hecho intervenir voluntaria o
involuntariamente en muchos de los grandes acontecimientos de la
Historia. A veces de manera feliz y otras de forma trágica. Éste es el caso al que nos enfrentamos.
Una
sevillana de Los Romeros de la Puebla dice: “Parece Jerusalem, y sin
embargo es Sevilla”. Es cierto que durante una semana Sevilla pasea por
sus calles estampas correspondientes a escenas que ocurrieron allá en
Jerusalem hace más de 2.000 años, y que en cierto modo quien se impregne
de esa esencia que durante toda una semana nos regala estampas de la
vida y muerte de Jesús, puede dejarse arrastrar por su propia
imaginación y revivir aquellos
momentos históricos casi como un espectador viajero del tiempo.
Personajes
que en cualquier sitio serían denostados por su mayor o menor grado de
participación en la muerte, en Sevilla son elevados a la condición de
figuras necesarias de la Pasión.
Sin
duda el personaje que goza de mayor fervor popular es Pilato. Incluso
tiene una casa en Sevilla. El Palacio de Medinaceli, más conocido
como la casa de Pilatos, y esto data del siglo XVI. Desde hace casi 500
años toda esa zona rinde homenaje a Pilatos. Su casa, su plaza, su
taberna, y otras alusiones constantemente nos recuerdan en el entorno de
calle Aguilas y alrededores que Pilatos es un personaje entrañable
allí.
Pero
sin duda, el culmen de la admiración por Pilatos en particular y por la
Roma que dominaba el mundo en tiempos de Jesús, se da en la Macarena.
El paso de la sentencia, en el que Pilatos sentencia a muerte a Jesús
mientras se lava las manos en una palangana que sostiene un esclavo
negro. Contempla la escena su esposa Claudia Prócola. Hay además tres
romanos y dos sanedritas, uno de los cuales lee la sentencia mientras la
figura de Jesús preside el paso en primera fila justo al lado de quien
lee.
Cuando vemos el paso de la Sentencia, parece que dirige un guiño de complicidad a la
multitud que, sin saber nada, aplaude y jalea. ¡Qué lejos están, casi
todos, de saber que quizá Sevilla tuviera en la Pasión un protagonismo
desconocido y, sobre todo, no deseado!
Tambien lo tenemos presente en la presentacion al pueblo de la hermandad de San Benito. El primer paso representa el momento en que Jesús es presentado al pueblo por Pilatos, en presencia de su mujer Claudia Prócula, una criada, un sanedrita, dos soldados romanos y un esclavo etíope.
Pilatos, un simple prefecto romano que fue enviado
por Tiberio a Palestina, un lugar incómodo y seguramente no deseado por
nadie, no pudo imaginar mientras lavaba sus manos en aquella jofaina
que su acto quedaría grabado en la historia para la eternidad, y que su
figura sería recordada por los siglos de los siglos. Pilatos tampoco
pudo llegar a imaginar que muy lejos de Palestina, dos milenios después,
su figura iba ser ensalzada querida y admirada por toda una ciudad.
Exploremos a fondo para ver quien fue Lucio Poncio Pilato, (en latín: Pontius Pilatus), también conocido como Pilatos. Fue miembro del orden ecuestre, y el quinto prefecto de la provincia romana de Judea, entre los años 26 y 36 d.C., por lo que tuvo un papel relevante en los acontecimientos de la provincia en esos años, siendo el más célebre de ellos el suplicio y condena a muerte de Jesús de Nazaret, sucesos relatados por los Evangelios.
Se sabe que Poncio Pilatos era hijo de un general a quien Julio César encargó la pacificación de Asturias (la Astúrica romana). Pero lo que no esta tan claro es donde nació, todo apunta a que Pilatos era español, concretamente sevillano, de la ciudad de Hispalis, una de las cuatro ciudades de la Betica que gozaban del derecho romano de ciudadania.
Hijo de Marco Pontius, un centurión que lucho en la guerra de Agripa contra los Astures. Como distinción, recibió una jabalina, un pilum de honor, del que Pilatos habría heredado el nombre.
Se caso con Claudia Procula, nieta de Augusto (su abuela Julia se había casado en terceras nupcias con Tiberio).Tras esa boda Pilato se convertiria en nieto del emperador y recibiria el titulo de "amigo del emperador" y el cargo de procurador de Judea.
Los evangelios apocrifos , en concreto " El evangelio de Nicodemo" coinciden con esta version de la vida de Pilato, llegan a concretar que el padre de nuestro personaje; Marco Pontius, servia bajo las ordenes de Agripa. Era un astur de la tribu de los zoelas ( guerrero del dios Cossus) que lucharia con los romanos consiguiendo el " pilum de honor". Fue enviado a estudiar a Atenas, y despues quedo bajo la proteccion de Sejano para que hiciera carrera en Roma.
Su nombre está indisolublemente asociado a la muerte de Jesús y los cristianos en general – excepto algunos ortodoxos – le tienen muy poca simpatía. No fue más que un funcionario de cuarta categoría dentro del escalafón burocrático del Ministerio de Relaciones Exteriores romano y, si no fuese por los Evangelios, segurísimamente ni nos acordaríamos de él; del mismo modo y por la misma razón por la que ya nadie recuerda a Valerio Grato, su antecesor en el cargo.
A lo largo de dos mil años una gran cantidad de autores ha dicho de todo de él menos algo favorable.
Se describe a Pilato como “arbitrario y despiadado”.
No es, pues, aventurado suponer que Poncio Pilato comenzó su carrera siendo un soldado romano; tanto más cuanto que el título de “prefecto” era en realidad un título militar y, en general, Roma exigía al menos cierta preparación castrense en aquellos que enviaba a gobernar alguna provincia.
En la administración romana la carrera de una persona dependía muy fuertemente de sus contactos, sus protectores y sus “padrinos”. Como en muchas burocracias, antes y después de la romana, para avanzar había que tener una saludable mezcla de talento, capacidad, ambición… y buenas recomendaciones. Al respecto, varios han insinuado que el “padrino” de Pilato no habría sino otro que Sejano. Es muy probable. Aunque, la verdad sea dicha, no disponemos de pruebas demasiado sólidas al respecto. En todo caso, hay algo de lo cual sí podemos estar seguros: Pilato jamás hubiera llegado a Judea en el 26 DC de no haber contado por lo menos con el beneplácito del poderoso comandante de la Guardia Pretoriana.
En lo esencial, un gobernador romano tenía cuatro funciones importantes. En primer lugar, era el responsable por la recolección de impuestos. En segundo lugar, debía supervisar la administración y, en especial, la ejecución de los grandes proyectos arquitectónicos. En tercer lugar, era el juez que decidía en aquellos casos en que fuese de aplicación la ley de Roma. Y en cuarto lugar, era el comandante de las fuerzas militares de la región a su cargo.
Estas cuatro funciones constituían una misión bien definida y bien delimitada. Aunque, a veces, la misma se podía volver endiabladamente compleja.
Oficialmente, las legiones o cohortes romanas no tenían nombre y eran identificadas sólo con un número, pero se les conocía popularmente por el nombre de la región, ciudad o provincia de donde procedían la mayoría de sus componentes, así que era fácil saber el origen de ellos por el nombre de la unidad militar donde servían. Aunque la cohorte que entonces prestaba servicio en Judea no estaba a las órdenes directas de Pilatos, sino a las del gobernador de Cesárea, Pilatos llegó a disponer en momentos de peligro de revuelta de hasta cuarenta y cinco centurias de esa legión.
Si hemos podido situar en la Historia la cronología del mandato de Pilatos (26 – 36 d. J. C.) y, entre esas fechas identificar el nombre de esa cohorte, ya tenemos la respuesta. San Lucas, en sus Hechos de los Apóstoles, nos da la solución al enigma en el capítulo 10.
“Había en Cesárea un hombre llamado Cornelio, centurión de la cohorte denominada Itálica”
Da escalofríos pensar que, hasta las conclusiones del Concilio Vaticano II, el sambenito que durante casi dos mil años llevaron los judíos nos correspondía, en realidad, ¿ a nosotros ?. Que Dios nos perdone.
Poncio Pilato fue destituido en el año 36 por su superior Vitelio, gobernador de Siria ante las quejas presentadas por los samaritanos (una rama separada del judaísmo) por la matanza de muchos de ellos ordenada por Pilato que quería descubrir los supuestos tesoros mosaicos.
En siglos posteriores surgieron todo tipo de leyendas sobre su persona. Unas le atribuían un final espantoso en el Tiber o en Vienne (Francia), ptras afirman que en el año 36 de nuestra era, Pilatos fue llamado desde Roma por el emperador romano Tiberio, y según el teólogo e historiador de la Iglesia Eusebio de Cesarea, se suicidó ahogándose en un lago.
Pero por encima de estas tradiciones, que en su origen reflejan un intento de mitigar la culpa del gobernador romano en tiempos en que el cristianismo encontraba dificultades para abrirse paso en el imperio, la figura de Pilato que conocemos por los evangelios es la de un personaje indolente, que no quiere enfrentarse a la verdad y prefiere contentar a la muchedumbre.
Su presencia en el Credo, no obstante, es de gran importancia porque nos recuerda que la fe cristiana es una religión histórica y no un programa ético o una filosofía. La redención se obró en un lugar concreto del mundo, Palestina, en un tiempo concreto de la historia.
PILATOS REFLEJADO EN EL CINE
Fuente: http://www.celtiberia.net - http://www.todomitos.com - http://campusvirtual.unex.es - http://es.wikipedia.org - http://jutrerab.blogspot.com.es - http://sevillaymiscosas.blogspot.es
antoniocamel©2012
No hay comentarios :
Publicar un comentario