Desde hace mucho
tiempo se viene dando en nuestra ciudad una práctica que, pese a ser
de carácter marginal, para nada es irreal. Nos referimos a uno de
los contrabandos menos conocidos dentro de la sociedad actual: el de
hostias consagradas y ornamentos litúrgicos.
Es un hecho que
crece el número de seguidores de las artes oscuras, como siempre
ocurre en épocas de crisis económica. La que es quizás la rama de
demonismo más conocida, el satanismo, requiere en ocasiones de un
ceremonial específico para llevar a cabo sus rituales. Uno de los
elementos más apreciados por los oficiadores de misas satánicas y
sus adoradores es la hostia consagrada, tan importante en el ritual
católico en el momento de la consagración y tan asociada a la
transubstanciación divina.
En las celebraciones
satánicas dicho elemento se desacraliza mediante blasfemias tales
como escupir sobre la hostia o pisarla con el pie, por poner unos
ejemplos. También se puede ingerir mezclada con drogas u otras
sustancias, tras recibir una consagración inversa centrada en Satán.
Las hostias se
suelen robar de dos formas principalmente: sustrayéndolas
directamente de los sagrarios (que resulta difícil) o bien
comulgando en la mano y guardándose la hostia en vez de tragarla, la
práctica habitual para este tipo de delitos. También en ocasiones
son sustraídas por algún que otro ex-sacerdote que abandonó a Dios
por el diablo
Una vez en el
mercado negro (que no se limita a las hostias, sino también a las
casullas o incluso los cálices ceremoniales) su precio puede oscilar
entre los 80 y los 1000 euros. La cantidad se fija según el tamaño
de la hostia y su procedencia. Tienen muchísimo valor para las
sectas la importancia de la Iglesia donde se robaron. Así, las
hostias consagradas por el cardenal Amigo o en la Catedral de Sevilla
son muy cotizadas.
Este peculiar
mercado ilegal se sigue dando actualmente en la capital hispalense,
aunque en rarísimas ocasiones se informa de ello en los medios de
comunicación.
SMYL©2014
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