Por todos es conocida la historia de la llamada «chica de la curva». Una figura femenina vestida de blanco que hace autostop muy entrada la madrugada. Una vez recogida en el coche, generalmente le advierte al conductor de un tramo peligroso de la carretera para a continuación desaparecer sin dejar rastro, no sin antes comentarle que en esa misma curva ella misma falleció hace unos años en un trágico accidente.
En nuestra Sevilla
de las apariciones y del misterio no podían faltar casos así. En el
que exponemos a continuación el misterioso espectro iba ataviado de
sacerdote, y también se preocupaba por la seguridad de los testigos
del fenómeno paranormal, dedicándoles unas palabras amables.
Sucedió cerca del
pueblo de Carmona, en la autovía Sevilla-Madrid. Según relata
Carlos Magariños, él y sus dos acompañantes se detuvieron en el
arcén al presenciar en la mediana de la carretera a un coche
ardiendo. La tarde era especialmente lluviosa, tanto que hubo algún
que otro derrape e impactos entre otros coches. De hecho otro
automóvil derrapó e impactó con el suyo, parado en esos momentos.
Todo fue muy caótico
durante esa jornada, hasta que en ese preciso instante aparece de la
nada un cura de unos 40 años, de pelo canoso y tupé perfectamente
peinado a pesar de la abundante lluvia.
Se dirigió a ellos
y los testigos le explicaron lo ocurrido. Entonces el sacerdote, tras
mirarlos fijamente, les pregunta si sentían algún tipo de dolor
corporal tras el impacto trasero. Una chica le dijo que le dolía el
cuello, tras lo cual el misterioso cura le coloca la mano izquierda
sobre el mismo, sintiendo la mano del buen hombre extremadamente
fría. Éste le comentó con pleno convencimiento de que nada malo
les podía pasar al arriesgar su integridad por ayudar a otras
personas.
A continuación se
dirigió hacia otro automóvil tras preguntarles si alguien más
estaba herido, desapareciendo al poco. Los testigos estaban
perplejos. Aquel buen señor estaba todo el tiempo totalmente seco a
pesar del chaparrón que caía esa tarde. También notaron que su
rostro parecía como de plástico, no era una cara humana normal y
corriente. Pero lo más impactante fue que nunca le vieron los
pies...
De nuevo una
aparición espectral en nuestras carreteras que vela por nuestra
seguridad, rodeada de misterio e intriga. ¿Volveremos a escuchar
reportes sobre el enigmático sacerdote? El tiempo lo dirá...
SMYL©2014
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